Si hay una serie de televisión que hemos visto varias generaciones muchas veces esa es Los Simpson. Para mí las mejores temporadas son las de finales de los 90 y primera década de 2000 en las que hay muchos capítulos en los que es protagonista Homer y sus extravagantes ideas.
Hay un capítulo de la temporada 9 en el que después de un enfado con los basureros por parte de Homer estos deciden no recoger su basura, él monta en cólera y decide presentarse al puesto de Jefe de basureros de Springfield con el eslogan populista “¿Y es que esto no puede hacerlo otro? Lógicamente después de una campaña prometiendo cosas disparatadas logra el puesto y todo va bien hasta que llega el alcalde a su despacho y dice que se ha gastado el presupuesto del año en solo un mes. La mejor manera de arreglarlo es con otra locura más y comprar la basura de los demás pueblos y enterrarla en Springfield hasta que es insoportable y tienen que trasladar el pueblo entero.
Recuerdo perfectamente cuando en Lodosa no existían contenedores de basura y las personas bajábamos nuestra bolsa todas las mañanas y las dejábamos en un montón en la calle para después pasar el camión del ayuntamiento y recogerlas. También recuerdo cómo muchas personas barrían su parte de calle en muchos lugares del pueblo. Luego llegaron los contenedores, solo uno para todo y la recogida se hacía por la noche. Por parte de las autoridades se recomendó que se echara la basura a última hora del día para evitar olores cosa que no se consiguió. Más tarde llegaron los de vidrio, luego ya la separación en orgánico, papel, resto, ropa y por último el punto limpio para los voluminosos, etc.… También se aumentó la brigada de limpieza, se fueron poniendo papeleras por muchos lugares donde no había, se adquirió una barredora, etc.…
Es cierto que el volumen de residuos generados se ha multiplicado exponencialmente pero también es cierto que las facilidades para su gestión son mucho mayores. Hemos pasado en cuarenta años de tener que sacar la basura con puntualidad británica todas las mañanas a poder sacarla a cualquier hora del día solamente teniendo que cumplir una norma básica que es echarla dentro del contenedor adecuado. Hemos pasado de no saber qué hacer con un sofá viejo e ir a cualquier escombrera y tirarlo, a poder llevarlo al punto limpio e incluso que vengan a tu casa a recogerlo.
Pero como Homer en ese capítulo, se ha instalado la idea de que “eso lo haga otro” y se siguen echando voluminosos por cualquier sitio fuera y dentro del casco urbano, se dejan bolsas de basura en el suelo, echamos todo tipo de papeles, envoltorios, latas, etc. a la calle y no hablemos ya de la correcta separación de la basura y de los excrementos de los perros… y mientras nos quejamos de lo sucio que está todo.
¡Cómo vamos a mantener nuestro pueblo limpio si en muchos casos no somos capaces ni de mantener limpia nuestra propia comunidad de vecinos! Si de la puerta de nuestra casa hacia afuera actuamos como si no nos perteneciera, es imposible mantener nuestro entorno en un estado aceptable. Igual que no culpamos a la persona que ha limpiado nuestro portal por la mañana, de que está sucio a la tarde porque algún vecino ha tirado algo, tampoco podemos responsabilizar por completo a las instituciones de que el pueblo está sucio. No hay más que darse una vuelta por los lugares donde antes ha habido un pequeño o gran grupo de personas, terrazas de bares, entradas a comercios, parques, plaza de toros, campo de futbol, frontón, etc.… para ver que muchas veces no es un problema de falta de limpieza sino de civismo.
Por supuesto que es obligación de las instituciones limpiar y reparar los desperfectos, y tendremos que exigirlo, pero no es menos cierto que es responsabilidad de todos y todas mantenerlo. Somos responsables, cada una de nosotras y nosotros, de mantener limpio nuestro entorno. Debemos poner en valor lo común y la propiedad pública no sólo pensando en el derecho de uso sino también en la obligación de cuidarlo.
Si creemos como Homer que la solución es contratar a más personal para que limpien mañana y tarde, ¡también en festivos claro!, colocar papeleras en todas las esquinas del pueblo e incluso comprar un par de barredoras más y que trabajen a non stop, para que sigamos disfrutando de nuestro “derecho” a tirar todo al suelo, estamos muy equivocados y equivocadas pensando que el resultado será el deseado.
Mientras sigamos creyendo que con pagar nuestros impuestos, ahí acaba nuestra obligación con la sociedad y todo lo demás son derechos, seguiremos instalados en el mantra de “yo ya pago la contribución” y “eso que lo haga otro que para eso cobran”.
Kike Ataun, es concejal de LOIU y presidente de la comisión de fiestas del ayuntamiento de Lodosa.